Philippe Dubois hace una profunda reflexión sobre la
fotografía y lo que ésta representa como un acto fotográfico. La fotografía es considerada en el libro como
una huella de la realidad y el autor explica a través de una serie de puntos esta afirmación.
Primeramente habla de la fotografía considerada
como espejo de lo real, es decir, el efecto de realidad que tiene una
imagen está ligado a la semejanza que ésta tenga entre la foto y su
referente, es por eso que, la fotografía era considera como la imitación más
perfecta de la realidad. En el siglo XIX, se decía que esa capacidad mimética
se lograba gracias a su propia naturaleza técnica, es decir, gracias al procedimiento
que le permite a la cámara hacer aparecer una imagen de manera automática, sin que intervenga la mano creativa del artista.
Para Baudelaire la fotografía era una simple herramienta de reproducción
de lo real, una técnica; mientras que el arte era una creación imaginaria del
artista.
La fotografía considerada como transformación de lo real. Ésta argumentación se empezó en el siglo XX al ver a la imagen fotográfica como imagen de análisis, de interpretación, incluso de transformación de lo real. La foto paso a convertirse en reveladora de la verdad interior y no de la verdad empírica.
La fotografía considerada como transformación de lo real. Ésta argumentación se empezó en el siglo XX al ver a la imagen fotográfica como imagen de análisis, de interpretación, incluso de transformación de lo real. La foto paso a convertirse en reveladora de la verdad interior y no de la verdad empírica.
La fotografía considerada huella de lo real, es
porque la imagen está
determinada por su referente: huella de una realidad. Dubois considera a
la fotografía además de una huella de lo real, una categoría de pensamiento en
donde la imagen fotográfica aparece como una huella luminosa fijada sobre un
soporte bidimensional.
Los índex son símbolos que le otorgan significado al objeto que está en conexión real con la
fotografía, es decir que mantienen una relación con su referente.
A lo largo del libro resulta importante destacar toda una serie
de consecuencias teóricas que dan pie a que Dubois considere a la fotografía
como una huella de lo real o índex.
La singularidad de la
imagen fotográfica resulta importante, como menciona Roland Barthes: “Lo que la
fotografía reproduce al infinito no tiene lugar más de una vez, ella repite
mecánicamente lo que jamás podrá repetirse existencialmente”; habla de la
unicidad que tiene el referente sin importar que la foto sea multiplicable, ya
que las copias se obtienen a partir de un mismo negativo, y ese negativo es la
foto única.
La capacidad de atestiguamiento
que tiene una fotografía es tan grande que certifica, ratifica y autentifica; quiere decir que una
fotografía atestigua la existencia de lo que enseña.
Toda foto nos enseña el pasado y
esta separación temporal hace de la fotografía una representación siempre diferida,
entre el objeto y su imagen. El objeto desaparece en el instante mismo que se
saca la foto.
Dubois considera que en la
fotografía se producen dos cortes fundamentales:
El corte temporal: que es de elección única e
irremediable, pues dado ese “clic” al obturador ya no se puede
intervenir la imagen que se hace. La fotografía es una captación de imágenes instantáneas.
A partir de este hecho se comienza a
desarrollar la paradoja del instante fotográfico.
De especial interés resultan las consideraciones
que hace Dubois al ver la fotografía
como tanatografía, ya que analiza el corte temporal que existe dentro de la
fotografía vista como acción. Esta tanatografía nos habla de cómo lo muerto
puede expresar lo vivo en el acto fotográfico. Al seleccionar el instante
exacto de la foto y guardarlo en álbumes a fin de preservarlo; se está matando para poder guardarlo y que viva para siempre.
El corte espacial: se refiere a que el espacio
fotográfico no está dado, a diferencia del pintor que tiene un bastidor como
referencia sobre el que pinta; el fotógrafo, por el contrario debe de sustraer
de un solo golpe todo un espacio, cortando lo visible.
Lo que una fotografía no muestra
es tan importante como lo que muestra; el espacio off, como lo llama el autor, siempre
está marcado por su relación con el espacio elegido, es un ausente que se sabe
presente, se sabe que estaba allí en el momento de la toma.
Lo esencial, y hace hincapié
Philippe Dubois es que al arrancar del mundo un pedazo de espacio, el acto
fotográfico hace de éste un nuevo mundo, cuya organización depende del corte realizado.
Dubois se mantiene más o menos en
la posición de Roland Barthes con respecto a la consideración de la fotografía
como huella de la realidad. Sin embargo, hace una serie de especificaciones
como el considerar que la fotografía solamente funciona como huella en el
momento de accionar el obturador; y solo antes y después de ese momento entran
en juego distintos códigos. Por lo tanto,
Philippe Dubois considera que la noción de index o huella de lo real tiene una
serie de límites. La fotografía no explica ni interpreta; solo busca lograr una fusión
con lo real, es muestra de una afirmación de existencia pero no de sentido.
PERLA GARRIDO CRESPO
Mil gracias Perla! Me sirvió muchísimo. Al texto no lo tenía claro.
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